viernes, 27 de noviembre de 2015

Unos ojos cálidos.

Se le encendían aquellos ojos negros marcado por el sufrimiento cuando giraba un disco de Bob Dylan debajo de la aguja, veía arder aquellos ojos y no parecían los mismos que naufragaban en un gris océano de soledad. No es que yo supiera por lo que habían pasado ,porque al preguntar sobre quien había sido arrugaba la nariz con un gesto encantador y me cerraba la boca con un beso. Aquello no frenaba mis dudas y añadía más leña a la hoguera de mi curiosidad, sabia con certeza que tenia que haber sufrido de alguna manera u otra, simplemente se podía leer en ella.
No se que conexión tenia con aquellos discos, pero como nos veíamos todos los viernes por la tarde yo los dejaba preparados desde por la mañana en el tocadiscos. Cuando empezaban a sonar y miraba como cambiaba me sentía mejor mas cálido mas cercano.
La idea de estar enamorado de los ojos cálidos y no de los fríos me atormentaba por las noches, soñaba con que tenia que elegir entre los dos como un niño que tiene que tomar la decisión de ir con papa o mama, esas noches me levantaba  con un sudor frío pegado al pecho cogía el teléfono y me fijaba en su foto de Whatsapp en sus ojos negros que no reflejaban nada, bloqueaba el móvil y le decía a mi reflejo en la pantalla que mañana seria viernes y volvería a ver esos ojos cálidos.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Bañista de madrugada.

Aún, cuando estoy en la ducha me quedo embobado recordando en como caían las gotas de agua y los restos de jabón por su cuerpo. Estoy seguro que ella cada mañana ignora por completo la forma en la que el agua danza por su cadera y se desprende por su pubis ¿se fijaría ella en como caía el agua sobre mi cuerpo? ¿o solo es ella la que hace que ese proceso tan mecánico se convierta en algo digno de ver?

Recuerdo su pelo mojado como una cortina húmeda sobre sus pechos y como cantaba con "su micrófono"  Another Brick in the wall frente al espejo. En ciertas ocasiones me da por pensar que con aquella canción sentenciaba ladrillo a ladrillo lo que nos quedaba por compartir.

De todas formas se marcho no supe decirle nada y de aquella chica de una noche y bañista de madrugada no me quedo ni su numero, solo carmín en las sabanas, dos recuerdos, dos preguntas estúpidas y una cara de tonto en la ducha por las mañanas.